Señor Vicerrector de Investigaciones, Señor Decano de la Facultad de Humanidades, Señores y Señoras Decanos de las Facultades de Arquitectura, Ciencias Sociales, Psicología, Administración, Economía, Educación, Ingeniería Electrónica e Informática, Derecho, y Tecnología Médica. Autoridades de la Facultad, Docentes, Estudiantes, Personal Administrativo, Invitados todos.
Nos
congrega la Facultad de Humanidades de esta nuestra Alma Mater para
celebrar su decimo sexto Aniversario. Creada por Resolución C.R.N.
10369-97 de 19 de febrero de 1997, iniciando sus actividades académicas
en el año de 1998.
Hoy
concurren sus cuatro escuelas profesionales: Antropología y Arqueología, Filosofía, Historia, y Lingüística - Literatura, seis
especialidades y el entusiasmo de sus alumnos; y todos para dar
testimonio de una labor donde lo filosófico y lo ético jamás deben ser
contradictorios; para dar cuenta de su misión de creadores de espacios
donde se mantienen en alto el diálogo por encima de todos los
dogmatismos entre los que corre peligro el ser humano de ser cautivo y
sucumbir en la deshumanización de los ismos que lo acechan
permanentemente.
Justifican
sus existencia las Escuelas citadas en una realidad donde se
constituye una nueva y vigorosa unidad espiritual y cultural donde un
vigoroso mestizaje objeto de toda Antropología y Arqueología de
avanzada, disciplinas que constatan que las grandes culturas siempre se
han generado en zonas en que se da un denso y nutrido mestizaje como
del que somos protagonistas los pueblos de este continente americano: La
Antropología se desarrolla para confirmar este devenir del ser humano
en el Perú y en América.
El
sentido de la Historia no es ajeno a este quehacer de la Antropología y
la Arqueología; ella está diseñada para superar los mirajes
superficiales que ven como absolutos centros universos culturales que
nos son ajenos y que siempre son nuestros referentes. Esta visión de
pueblos coloniales y subalternos queda invalidada por la Historia
genuina que da cuenta de nuestras realidades privativas, de nuestra
originalidad, de nuestra capacidad creadora; así se concibe la Historia
como nuestro protagonismo dinámico y no como reflejo de otras
realidades.
La
Lingüística no es ajena a estas inquietudes. Una concepción que niega
nuestra realidad siempre se traduce en lenguajes que dan cuenta de
embustes ideológicos. Alguien dijo “que no hay peor desventura
para los pueblos que las palabras no respondan a sus contenidos, es
decir, que no lleguen a traducir las realidades y los conceptos que
pretenden designar. Esta desdicha, desde el punto de vista cultural y
moral, cobra, una potencia corruptora y corrosiva inaudita cuando el
vocablo acaba por significar todo lo contrario de su correcta valoración
semántica. Esto ha ocurrido con las palabras justicia, democracia,
gobierno, ley, y con tantas otras más” Es a la Lingüística a quien le
corresponde rescatar la riqueza de las lenguas autóctonas americanas; y
es a ella a quien le corresponde deslindar creativamente esta rica
realidad que estudia la estructura de las lenguas naturales y
de aspectos relacionados con ellas como su evolución histórica, su
estructura interna así como el conocimiento que los hablantes poseen de
su propia lengua .
Y
en lo que se refiere a la Literatura, no me cabe duda de su lugar en
las artes y de la palabra como material para expresar las múltiples
dimensiones en que vive el ser humano. Es a ella a quien le corresponde
atesorar y estudiar la riqueza literaria de nuestros pueblos que lo
expresan personalidades vigorosas de la literatura latinoamericana.
Todo
lo dicho amalgamado por una Filosofía que arraiga en nuestra realidad
más profunda y en un devenir en apariencia caótica pero que esconde un
orden que a la filosofía le toca desvelar y mostrarnos a través de las
preguntas sobre el SER y de las respuestas que con nuestro quehacer, con
nuestro pensamiento y sentimientos debemos ir configurando en el marco
de un Humanismo Latinoamericano.
Este
es el marco que he reflexionado en este día para homenajear a esta
Facultad de Humanidades, no pretendo en tan breves palabras sintetizar
el inmenso caudal de estas disciplinas lo que he querido resaltar en
este Aniversario es la tarea arraigada en esta y no en otra realidad.
.La
Facultad de Humanidades como toda la Universidad es heredera de la
inteligencia preclara de ese sabio que le dio su nombre, como señal de
una espiritualidad creciente, para concebir el estudio del hombre y la
cultura, la filosofía, la historia y el propio idioma, como recursos
inmarcesibles, para reconocernos en el tiempo y en el espacio, como
seres creadores de conocimiento y también de vida.
Dieciséis
años de trajinar en el saber, para dar conocimiento e identidad, para
descifrar las cosas que el tiempo nos ha dado como herencia de la
libertad, para concebir la vida como la concibe el guerrero que va a la
batalla consciente de que sus herramientas y armas, lo llevarán seguro a
la victoria. Porque en eso consiste el saber concatenado a la vida: en
una especie de aprehensión de todas las posibilidades, de todas las
virtudes y de todas las conquistas. Lo que al final permite forjar los
conceptos más inequívocos de la identidad, del valor humano, del sentido
de Nación y de la consistencia moral de un país, que crece conforme
crece su propia cultura, que es la suma de sus sueños y de sus
creaciones más enfáticas.
Por
eso ahora que celebramos jubilosos dieciséis años de creación de la
Facultad de Humanidades, nos alienta el saber que en ese tiempo la suma
vocacional de Docentes, alumnos y trabajadores, ha generado un producto
espiritual y material que sólo puede ser medido desde el alma, que
constituye hoy por hoy el triunfo de la dignidad sobre el desánimo y la
desesperanza, el triunfo de la buena fe sobre la indefensión que procrea
la ignorancia, y el triunfo de la razón científica y acaso de la razón
moral sobre la estulticia. Allí están los resultados: como luces
encendidas para un país que tiene la obligación de ofrecer a sus hijos
un futuro en dignidad y con justicia social, sobre la base de un saber
educativo que le permita ser él mismo en vías de la excelencia, porque
sin educación no hay engrandecimiento humanístico ni posibilidades de
redención y de victoria.
¡¡ Feliz Aniversario ¡¡¡
Gracias,
Nancy Olivero Pacheco
VICERRECTORA ACADEMICA
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